Llueve en Primavera

Echaba tanto de menos la lluvia que le costó admitir que no estaba soñando. De un salto inusual Perro emergió entre los cartones del contenedor y brincó hacia el asfalto mojado. Aún era de noche y la farolas desparramaban charcos de luz dorada por la carretera empapada. Aquí y allá repiqueteaban tímidas gotas. Perro se dejó caer y dejó que el agua le empapara el pelaje, rascándose la espalda con el resbaladizo roce de un paso de peatones. Y correteó hacia el puerto dejándose sorprender a cada paso por el frescor del piso. Si pudiese sonrteir con cara de tonto lo haría, pensó Perro y, a cambio, aulló como sólo saben hacerlo los perros que alguna vez se han cruzado en su camino con un lobo. Pero esta es otra historia.
Foto: Alice Swanson http://www.flickr.com/photos/-aliceswanson-/429381088/