lunes, 2 de julio de 2007

Confía en mí

No te preocupes, aunque no me veas sigo aquí. Aunque no me encuentres no te desanimes, sigue alerta, no estoy lejos. Confía en mí.
Perro despertó sobresaltado, la boca seca y el estómago anudado. Desde cachorro le asustaba soñar, le ahogaba el vértigo. Perro era un soñador que no confiaba en sus sueños, por más que le dijeran 'confía en mí'.
Empujado por una repentina angustia salió corriendo de su escondite. Recorrió las avenidas que escapan de la ciudad para perderse en los extrarradios salpicados de urbanizaciones buscando el último lugar en el que creyó posible ser feliz. Las calles estaban detenidas en el silencio, enmarcadas por parterres cortados a cepillo y casitas de ladrillo. Perro caminó de puntillas guiándose por el olfato de la memoria, pasando de largo chalets victorianos y cabañas de pvc hasta llegar a un largo seto que formaban un tupido muro de abetos. Al otro lado silbaba el sistema de riego y una algarabía de ladridos parecía regocijarse entre la lluvia en polvo. Perro se arrastró bajo el seto rascándose el lomo como la primera vez. Apenas había asomado el hocico en el jardín cuando un grito agudo rompió el hechizo.
- Otra vez ese chucho sin collar, aulló la voz, mientras Perro reculaba asustado pero feliz.
Fue sólo un instante, un sueño fugaz, pero alcanzó a ver su pelo rojo brillando sobre la hierba mojada.