domingo, 22 de abril de 2007

Blanco


Cuando los rios de dolor fueron retirándose Perro recobró la curiosidad. Dejó de gruñir y levantó la mirada después de diez días postrado de lado como sólo saben hacerlo los perros, con las patas estiradas, como tumbado de puntillas sobre un plano imaginario.

Estaba debil, olvidado de sí mismo, pero había recobrado dos virtudes básicas para su supervivencia y la de cualquiera: el apetito y la curiosidad. El primero se saciaba cinco veces al día. Una mujer de rasgos angulosos y aroma dulce le obligaba a comer y a levantarse dolorido para necesidades inevitables. Lo segundo, la curiosidad, se retorcía soñando con volar, atrapada en un mundo blanco. Blanco, todo blanco excepto Perro.

Perro tardó varios días en acostumbrarse a aquel entorno cegador, carente de sombras, inmaculado y adormilante. El blanco es un color inventado, fraudulento e innoble. Una falsedad con algún secreto objetivo, pensó Perro en un destelló de filósofo rabioso o de rabia filosófica, que no es lo mismo. El color blanco no debería existir, es una aberración, una odiosa manera de malgastar los colores de la vida sustituyéndolos por nada. Nada. Blanco.

Una tarde, cuando la luz del atardecer doraba la habitación como una dulce tregua en la antesala de la noche grisácea, la mujer que olía a hierba recién segada entró en la habitación con un ramo de rosas rojas y una gruesa manta de cuadros escoceses.
-Qué mal educada soy, hay que ver, casi una semana visitando a un enfermo y, aunque seas un perro, no te había traído aún unas tristes flores para alegrarte la convalecencia.
A Perro se le escapó un gemido tonto cuando la mujer le arropó y le rascó cariñosamente las orejas. Cuando la mujer salió de la habitación las flores tomaron su puesto en el trono iluminando la estancia. Perro no tenía frío pero se acurrucó bajo la manta y dejó que los ojos se le enredaran en el ramo de rosas. Antes de que cayera el sol Perro estaba dormido y sin saberlo empezaba a caminar.

A veces basta con unas flores, una manta y una caricia.