La voz dulce

- Está muerto, joder, lo hemos matado
- ¿Hemos? Si no fueses al volante como si te llevara el diablo... Pobrecito, míralo. Empapado, esmirriado, y ahora por tu puta culpa medio muerto.
- Venga, anda, no me lo hagas más difícil.
- Cógelo.
- ¿Qué?
- Que lo cojas y nos lo llevamos a una clínica veterinaria, es lo menos que podemos hacer.
- Pero si está muerto.
- Nadie está muerto hasta que se demuestra lo contrario. Vamos chiquitín, alegra esos ojillos negros. Vamos a curarte. Aunque te va a doler.
Perro creyó oir una voz dulce acariciándolo la cabeza y algo parecido a una lágrima de tranquilidad le llenó el pecho mientras un dolor como cucharadas al rojo vivo laceraba su cuerpo inmovil.
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