jueves, 26 de octubre de 2006

Miedo


Perro dobló la esquina y tropezó con la miseria. Un montón de cartones desparramados en un charco de orina se movían arriba y abajo con parsimonia. Bajo el vientre de celulosa de aquel extraño ser dormitaba un hombre enjuto, con el rostro arado en profundos surcos y ojos chiquitos de perro apaleado. Perro olisqueó a su alrededor, un aroma agrio envolvía aquel extraño ser, aparentemente humano. Sin saber por qué Perro comenzó a temblar. Una extraña premonición le acompañaba desde cachorro, sabía que aquel era su destino pero, aunque callejero, hasta ahora había logrado esquivarlo. Pero no por mucho tiempo más. Lo presentía. Los presentimientos son miedos que se arrastran bajo la conciencia, pensó Perro en un alarde de clarividencia. Y siguió caminando, esquivando la miseria, olvidando sus miedos. Quizá la única manera de combatirlos.